San Martin |
Prólogo
MÁXIMAS
REDACTADAS POR EL GENERAL
SAN MARTÍN
PARA SU HIJA
MERCEDES
Algunas reflexiones sobre su esencia
Comisión nacional ejecutiva de homenaje al bicentenario del nacimiento del General San Martín
INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO
BUENOS AIRES, 1979
La palabra es esencia y es instrumento. Esencia cuando su sola expresión nos ubica en el límite exacto del pensamiento que la informa. Instrumento, cuando unida a otras toman el cariz real de una construcción correcta. Pero, esencia e instrumento son a la vez conciencia, ya que en su trama interior colocan claramente una aptitud y una actitud espiritual. Por eso lleva prendida siempre, en su cabal acepción, una luz interior indefinible pero evidente y apreciable. Cuando Nietzsche señala “dí tu palabra y rómpete”, está llamando a una expresión integral, totalizadora real, ya que entiende que en ella va encerrada la íntima y -porqué no-, la última esencia de la verdad.
Por eso, estas palabras de San Martín para la educación de su hija Mercedes Tomasa, escritas en forma de Máximas, son reglas, rumbos de conducta o normas a las que debía sujetarse la conducción de su Niña. Tienen ellas una profundidad ética y una contextura moral de integración humana, basadas en una sólida filosofía. Son las resultantes de sus lecturas, de su vida, de sus experiencias, y hablan en ellas no sólo el conductor de hombres, sino también el padre celoso de su vástago, exigente y cariñoso a la vez y el maestro de preocupado empeño que en él había, sin dudas. No tienen, no podían tener, otro objetivo que carriles fijos, ineludibles, que debían conducir a una meta definida y clara, positiva y fija, ya que se trataba, nada más y nada menos, que de su hija, que en esos momentos, 1825, era el alto fundamento de su preocupación y la más clara concreción de una finalidad precisa, y de un cariño excluyente y único. Ubica de esa manera la realidad que alguna vez había escrito, refiriéndose a esa misma Niña que “prefiere dejar a su hija bien instruida a dejarla rica”. “Porque las esperanzas del que sabe, valen más que las riquezas del que ignora”. Es menester acaso otro comentario? Por otra parte se debe señalar que estas Máximas, encontradas por Mitre entre papeles del Libertador, no determinaban otra intención de que las mismas sirvieran de guía a quien, en determinada circunstancia, pudiera tener la responsabilidad de conducir la educación de la Infanta Mendocina.
Oportunamente nuestro Instituto señaló que “estas Máximas hoy constituyen un elemento insustituible en todo plan de educación para la juventud”. Por ello estimamos que estas normas son sugerencias claras, definidas, para el uso de padres y maestros. Los unos y los otros tienen en sus manos una fuente pródiga en sugerencias, consejos, normas de conducta y de convivencia, necesaria para la orientación de los jóvenes. Todas y cada una de ellas tienen su esencia y su presencia. En su cabal aplicación hallarán, a buen seguro, la cristiana concreción de que estamos hechos a “imagen y semejanza de Dios”, mereciendo la vida que seamos capaces de conformarla, con fe, con sacrificios, con voluntad y con humildad. Y ella será, sin dudas, una obra de belleza.
Debemos agregar, por otra parte, que estas Reflexiones fueron realizadas con dos dimensiones, tan cara la una como la otra: una, nuestro permanente y profundo cariño por la vida y obra del Gran Capitán; la otra, nuestra insobornable y onda vocación de maestro. Cariño y admiración basados en el indeclinable orgullo de ser argentino.
En esta intención que acerca San Martín para la educación de Mercedes Tomasa, va la esencia substancial de su obra y la fuerza vital de sus sueños. Que nos ha dejado para nuestro orgullo. Y que sabremos custodiarla con firme y amorosa responsabilidad.
1978. En Lomas de Zamora.
MANUEL NICANDRO ARRIOLA